“Fue sin duda la más absoluta y perfecta encarnación de la Mujer que jamás haya existido. Y ahora está muerta y no sé qué extraño acorde de elegía vibra en mi corazón en recuerdo suyo.” (Franz Liszt) Desde el día de su muerte, jamás han faltado camelias en su tumba. Cinco meses más tarde, Alejandro Dumas hijo la inmortalizaba en La Dama de las Camelias, con el nombre de Marguerite Gautier. Adaptada para el teatro, la obra fue un gran éxito. Verdi acudió a verla y encontró en ella inspiración para componer La Traviata, que se estrenó en Venecia dos años más tarde. Fue enterrada en el cementerio de Montmartre, pero dos semanas más tarde su esposo hizo que sus restos fueran trasladados a una sepultura que él había adquirido, una tumba blanca en la que puede leerse esta inscripción:
Ici Repose
ALPHONSINE PLESSIS
Née Le 15 Janvier 1824
Decedée le 5 Fevrier 1847
... Dos días después se celebraba su funeral en la iglesia de la Madeleine. Dicen que solo dos hombres acompañaron el cortejo fúnebre: su marido y el viejo Stackelberg, su antiguo protector.