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El agua entre las rocas, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

(14 de Septiembre de 2014)
Cuando ella murió en 1699, probablemente debido a un suicidio, el duque dio rienda suelta a su extravagancia. Armand reclamó el cuerpo de Hortensia, y pasó casi un año antes de que le diera sepultura. Durante ese tiempo llevaba el ataúd consigo por dondequiera que iba, como en su día había hecho la reina Juana de Castilla con Felipe el Hermoso. Finalmente depositó los restos de su esposa a los pies de la tumba del cardenal Mazarino.
La fuga de Hortensia no fue descubierta hasta la mañana siguiente. El marido corrió entonces a ver al rey para solicitarle que fuera detenida en la frontera, pero no le sirvió de mucho: Luis XIV profesaba un gran afecto a las sobrinas del cardenal, y, desde luego, en este asunto estaba inequívocamente de parte de Hortensia. El rey, con mucha ironía, remitió a Armand a su amigo el Arcángel San Gabriel y se desentendió del asunto. Incluso ayudó a Hortensia con una pensión que le permitiera vivir con...
La duquesa de Mazarino no soportaba aquella situación, de modo que decidió emprender la huida. La noche del 13 de junio de 1668 abandonó furtivamente el hogar conyugal ayudada por su hermano. Dejaba atrás a los cuatro hijos habidos de su matrimonio, el menor de los cuales tenía tan solo dos años.
Al cabo de un tiempo se acordó que regresaría al palacio Mazarino, donde ella y su esposo ocuparían habitaciones separadas. El hermano de Hortensia, Felipe, residía en un palacio contiguo. Ella hizo abrir un pasadizo mediante el cual tenía acceso a sus apartamentos a cualquier hora del día o de la noche, y eso fue lo que dio pie a Armand para llegar al extremo de sugerir una relación demasiado íntima entre ambos.
El matrimonio era un infierno para Hortensia, que “no podía comer, caminar, dormir ni vivir en paz". Llegó a arrebatarle sus diamantes, y fue la gota que colmó el vaso: ella se rebeló. Como respuesta a su rebeldía, y harto del comportamiento de una esposa mundana y que amaba reír sobre todas las cosas, Armand decidió enviarla a un convento.