Y así se cumplió lo escrito
En forma de profecía:
«El viejo llevaba al mozo,
Y el mozo al viejo regía».
Diego Cortés. Tomado pues en sus brazos,
Todo lleno de alegría,
Cantó aquel divino canto
Que la Iglesia refería, El cual postrado por tierra,
Recibió al Sacro Mesía
De los brazos de la Virgen
Que en sus manos lo ofrecía. En el cual moraba Dios,
De quien respuesta tenía
Que al Verbo Eterno encarnado
Con sus ojos le vería. Y por Él da en sacrificio
Dos aves que allí traía.
Al templo fue Simeón,
Un justo que a Dios temía,