Mi Virgencita del Cobre,
Que fuiste siempre mi amiga;
Cuando rica, cuando pobre;
Que velaste mis amores
Y aliviaste mis dolores
A tí mi alma estremecida,
En el curso de la vida
Por siempre fiel te adoraba,
Y hoy te imploro conmovida
Que no te apartes de mí... ADVOCACIONES
A la Virgen del Cobre
¡Mi Virgencita adorada
Que te llevo sobre el pecho
Desde que al mundo llegué,
Y que al lado de mi lecho
Sin cesar te contemplé! Julia y Paula se echaron a reír.
- ¿Verdad que es gracioso, mamá? ¿Quién querría cazar un canal?
“Bueno”, pensó Simón conformándose, “nadie quiere cazar al canal, ni el canal quiere cazarnos a nosotros. ¡Mejor que mejor!”
-Por favor, mamá, ¿puedo tomar más bizcochos?
-Claro que sí, cariño.
... ¡Entonces comprendió! ¡El monstruo era invisible! Podía verlos a ellos, pero nadie podía verlo a él. El monstruo murmuraba por lo bajo, hablando solo, pero no atacaba.
De vuelta a casa, mientras merendaban, Simón dijo: Nunca lograrán cazarlo. - ¿Cazar qué, cariño?
-El canal. El molino se alzaba a orillas del agua, y la fuerza de la corriente lo hacía funcionar. Simón no tenía miedo con la abuelita a su lado.