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Plano de Europa, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

Tras contar este fantástico relato, el viejo guerrero se sentó, arrebujándose en su manta. Mientras se apagaba el resplandor de la hoguera, estuvo sentado, callado como la propia tierra, mirando hacia la oscuridad. En la distancia, se pudo escuchar el grito del Coyote que resonó por toda la pradera.
Coyote sopló en la nariz del modelo de Hombre que había hecho. Y cuando los demás animales se despertaron, descubrieron que había un animal nuevo en el bosque. Era el Hombre.
El Sol se puso antes de que ninguno hubiera terminado su modelo. Se echaron sobre la tierra, en el bosque. Todos dormían, excepto Coyote, que trajo agua del río y la echó sobre todos los otros modelos. La cola de barro del castor se cayó. La cornamenta de barro que había hecho el ciervo también, y lo mismo sucedió con las alas de barro de la lechuza.
Así fue como todos los animales salieron corriendo a buscar agua para hacer barro. La lechuza hizo un modelo con alas. El ciervo hizo uno con orejas muy grandes y unos ojos inmensos. El castor modeló un animal con una cola ancha y plana. El ratón hizo un modelo muy pequeño. Pero Coyote hizo al Hombre.
-Bueno -dijo Coyote, paciente- Hagamos un concurso. Cada uno de nosotros hará un modelo de Hombre en barro. Mañana veremos todos los modelos y decidiremos cuál es el mejor.