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Los viaductos, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

Felizmente reunidos, Florine y el Rey Encantador se abrazaron, como si ya no quisiesen despegarse nunca. El mago encantador y el hada de los huevos mágicos, conmovidos con la dulce escena y reconociendo en ella al amor verdadero, juraron hacer todo lo posible por preservar dicha unión. Para ello, cuando la malvada hada Mazilla quiso interferir a favor de Truitonne, éstos convirtieron a la malévola hermanastra en un cerdo. Y, como no, el Rey y la Reina Florine se casaron y reinaron con dicha, para...
Al día siguiente, Florine emplea su último recurso: romper el cuarto huevo mágico del hada madrina. En él, un hermoso y suculento pastel aparece junto a seis pajarillos cantarines. Florine ofrece una porción a un paje, quien le confiesa que el Rey toma pociones para poder conciliar el sueño. Sobornando al paje con los pájaros que cantan, éste accede a no administrar la poción al Rey. Estando éste despierto por una noche, pudo escuchar el quejido lastimero de Florine en la Cámara de los Ecos, y allí...
Habiendo resultado en vano los dos primeros huevos, Florine rompió el tercero, también mágico, y en él encontró un pequeño vagón tirado por ratones. De nuevo, comercia con él a cambio de una noche en la Cámara de los Ecos, momento en que aprovecha de nuevo para sollozar y hacer manifiesto su lamento. También de nuevo, resultó en vano, y sólo los pajes la escucharon.
Para encontrar los mejores vestidos del reino, Florine trama vender a su malvada hermanastra Truitonne las joyas que el Príncipe en forma de Pájaro Azul le había regalado. Truitonne, desconcertada, envía las joyas al Rey Encantador para que las tase. El Rey reconoce de inmediato las joyas como aquellas que regaló a su amada, y entristece al momento porque considera que ella no ha valorado dichos obsequios y no ha entendido su significado… Truitonne devuelve las joyas a Florine, y ésta accede a venderlas...
En una odisea sin parangón, Florine se viste con atuendos de campesina y emprende un viaje para encontrar al que sería su Rey. Así andaba cuando se tropezó con una anciana, que resultó ser otra hada madrina. Esta informa a Florine de que el Príncipe ha vuelto a su forma humana y ha prometido casarse con Truitonne. Al tiempo, el hada también le concede cuatro huevos mágicos. El primero lo utilizaría para trepar una alta montaña de marfil. El segundo contiene un carro tirado por palomas, el cual transporta...