¡Mi madre! Diez añitos ni más ni menos contaba yo en aquella fecha. Bueno, exactamente diez y cuatro días... ¡Ay Señor...! Buenos días a tod@s, y del chocolate Josefillo no tienes foto, aún me acuerdo de el, me lo daba mi tío Santos. Luego convidó a todo el mundo a un banquete en el que los perros mágicos eran los invitados de honor. Y cuando los perros vieron el gran festín dispuesto ante ellos ¡sus ojos se hicieron más grandes que nunca! —La adivina afirmó que la princesa se casaría con un soldado raso, y así será —dijo el soldado. Volaron tan alto que ya no volvieron descender, y la muchedumbre rogó al soldado que fuera su nuevo rey y que se casara con la princesa.