Creación y trayectoria editorial
Tanto el género
medieval como el de los navegantes de los siglos XVI y XVII habían sido explorados con anterioridad por dibujantes y guionistas españoles. Manuel Gago García (Gago) había creado El Guerrero del Antifaz, ambientado en la época de los Reinos de Taifas, mientras que Iranzo había ideado las aventuras del personaje El Cachorro, intrépido marinero de las flotas de Felipe III. A diferencia de estas obras, el Capitán Trueno defenderá valores mucho más universales y alejados de la simplista pugna contra «el moro» o de la lucha contra los salvajes caníbales americanos.
El Capitán Trueno nace en una década, los años cincuenta, en que tanto en
Estados Unidos como en
España se estrenan películas de aventuras
medievales como El príncipe valiente, Ivanhoe y El talismán. En ellas aparecen elementos que luego serán reproducidos de un modo similar en las historias del Capitán Trueno. En Ivanhoe, por ejemplo, hay una escena en que el protagonista se presenta en un torneo enfundado en una armadura negra y con el rostro oculto, tal y como ocurre en el primer número de la colección oficial (A sangre y fuego), en el que el Capitán Trueno se presenta de la misma manera en un torneo celebrado por Ricardo Corazón de
León.
Primera época (1956-68)
En su primera época, desde 1956 a 1968, llegó a ser la historieta más popular y difundida de España, manteniendo una tirada máxima semanal de unos 350.000 ejemplares. Se publicó en dicha época utilizando la variedad de formatos más difundidos para el cómic, como eran los de serie de cuadernos apaisados desde 1956 y, por otra parte, mediante el formato de revista
juvenil ("El Capitán Trueno EXTRA", también semanal, con una aventura completa cada dos o tres números, a inspiración de la historieta franco-belga).
Asimismo, favorecido por el gran éxito del personaje, se insertaron sus aventuras en las páginas centrales de la publicación infantil Pulgarcito, editada también por Bruguera. En fechas señaladas de vacaciones estivales y de
Navidad de cada año también se publicaron los llamados «Almanaques», que recogían aventuras completas autoconclusivas, independientes de los cuadernillos y del EXTRA. La impresión se realizó (salvo todas las
portadas, que ya lo fueron en
color) en blanco y negro, o bitono, durante esta primera época.
Dado el volumen de trabajo generado por el éxito de la publicación y la expansión de las ediciones, sus creadores tuvieron que buscar colaboradores:
•Guion:
◦Ricardo Acedo colaboró con Mora en los cuadernillos del 26 al 45.
◦Jordi Bayona escribió algunos episodios en El Capitán Trueno EXTRA.
◦Cassarel (pseudónimo de Vidal Sales) intervino en los episodios del Pulgarcito.
•Dibujo:
◦Beaumont, entintó a Ambrós.
◦Una vez Ambrós abandonó la serie, el dibujo recayó directamente en otros dibujantes:
el propio Beaumont, Julio Briñol, Adolfo Buylla, Félix Carrión, Luis Casamitjana, José María Casanovas, Comos, Francisco Díaz, Juan Escandell, Gil Bao, José Grau,
Fuentes Man, Tomás Marco, Martínez Osete, Ángel Pardo, Claudio Tinoco, Vicente Torregrosa y Juan José Úbeda.
Como declaró el mismo Víctor Mora en un programa de Informe Semanal de TVE, el Capitán Trueno sería actualmente lo que podríamos denominar un defensor de los derechos humanos. Esta concepción o caracterización del personaje le acarreó ciertos problemas con la censura de la época y el régimen franquista, siempre ensalzando la victoria sobre los agnósticos y ateos (proyectada en la lucha contra el musulmán infiel) y propugnando los valores del catolicismo más ortodoxo. De este modo, la intervención paulatinamente más acentuada de los censores impulsó en algunos casos (o limitó en otros) determinadas situaciones, entre las que se denotan dos aspectos, uno de tipo sociológico-religioso y otro con implicaciones de carácter político:
•Con la finalidad de no favorecer la idea de llevar una vida de pareja (o en común) fuera del matrimonio, la reina Sigrid no acompaña en todo momento al Capitán Trueno, sino sólo en contadas ocasiones.
•El Reino de Thule no es mostrado como una monarquía parlamentaria, sino como un reino con tintes de tipo paternalista y semiautoritario. Los miembros del Parlamento son designados por un Consejo de Ancianos, tradicionales depositarios de una sabiduría ancestral.
A los dibujantes, en cambio, se los obligaba a imitar el estilo gráfico de Ambrós o de Ángel Pardo (el único, junto con Fuentes Man, que conservó su propio grafismo), debiendo, en la mayoría de los casos, recortar las cabezas (con frecuencia, cuerpos enteros) pintadas por Ambrós o Pardo para pegarlas a continuación sobre dibujos suyos. Así, en ciertas épocas, es muy común que una misma cara aparezca repetida varias veces en una misma
historia, o que se mezclen personajes dibujados por Ambrós con los de Pardo, formando una especie de collage y causando problemas de integración de la composición. Asimismo, aparecen en los tebeos, por estas condiciones de edición, la repetición de viñetas enteras, simplemente retocadas. A excepción de Ángel Pardo y de Fuentes Man, se les prohibía firmar sus trabajos, llegando a tener que imitar la rúbrica de Ambrós en algunos casos.
Se le permitió una mayor libertad creativa a Antonio Bernal, quien, además de las portadas para el Trueno Color, publicó en el EXTRA de los años sesenta un curso de dibujo en el que también se vio obligado a utilizar caras recortadas. La mayor parte del texto manual de la serie de cuadernos y EXTRAS está realizada por Ángel Duque, uno de los mejores rotulistas españoles.