Desde aquel día Raya Rota y los indios Oglales han aprendido que para merecer los favores del Gran Espíritu es necesario el esfuerzo personal, en caso contrario es mejor no pedir nada y que si los espíritus regalan alguna cosa hay que agradecérselo. La roca no le hizo caso y Raya Rota se entristeció mucho por su comportamiento El indio volvió delante de la roca y pidió y pidió que le ayudase. Raya Rota comprendió que la roca le había castigado por no cumplir con su palabra. Con este pensamiento, el indio volvió a la roca y le cogió la manta. Después emprendió el camino de vuelta con la manta a sus espaldas. Al llegar observó que el bisonte había desaparecido y al fuego le quedaba muy poca leña.