Fotografía cortesía de José Manuel "Hache".
Lapis specularis
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Aparte de su uso para acristalamiento, también se aprovechó como material constructivo con otros fines, por ejemplo, en forma de virutas y láminas en pavimentos, para recubrir edificaciones como elemento
ornamental, como por ejemplo el
Circo Máximo durante los espectáculos.
Remitiéndonos a Plinio de nuevo, éste nos dice que el yeso obtenido del lapis specularis era el mejor de todos también para otro fin; ya que al fin y al cabo era una variedad de aljez, otro uso constructivo fue la fabricación de yeso y escayola mediante su calcinación del mineral con el fin de usarlo para molduras, vaciados y enyesados.
En la ciudad de Pompeya se han encontrado restos de
edificios con
ventanas de lapis specularis y en el
Museo Nacional de
Arte Romano de Mérida se puede observar una reproducción de una
ventana acristalada con lapis specularis.
A partir de los datos de Plinio y de la
arqueología sabemos que en las actuales provincias de
Cuenca y
Toledo y Arboleas (
Almería), había gran cantidad de
minas de lapis specularis, por ejemplo en Noblejas, La Frontera, Carrascosa del
Campo,
Campos del Paraíso, Torrejoncillo del Rey,
Villarejo de Fuentes,
Alconchel de la Estrella,
Osa de la Vega,
Villalgordo del Marquesado,
Montalbanejo,
La Hinojosa,
Villaescusa de Haro, Belmonte, Villas de la Ventosa, Torralba, y en las cercanías de Huete y de la antigua Segóbriga, siendo en estas dos últimas el principal recurso económico en época
romana, especialmente Segóbriga, que era el centro administrativo desde donde se controlaba la producción minera en su entorno.