Allí Heracles que era un magnífico arquero, disparó sus flechas y los exterminó a todos. La diosa Atenea, viendo su desesperación y con la intención de ayudarlo le entregó un címbalo, luego le dijo: - ¡Sacúdelo! Heracles no podía atravesar el pantano nadando porque estaba lleno de barro y tampoco podía caminar sobre él porque se hundía en el barro por su propio peso. Estos Pájaros tenían el pico y las patas de bronces y sus plumas exteriores eran como dardos de acero. Destrozaban todas las cosechas y comían carne de humanos y rebaños. Eran el terror de la región.