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Cubierto de nieve, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

(4 de Febrero de 2018)
El gato, siempre con su idiosincrasia controvertida y su magnetismo particular, constituye uno de los más atractivos animales domésticos.
Estas peculiaridades del gato le hacen querido o despreciado por el hombre, pero siempre respetado por su eficacia como controlador de ratones, ratas y otros roedores indeseables.
Un gato que goce de semilibertad puede, por bien tratado que esté, abandonar el hogar de su propietano e instalarse en el del vecino si allí­ es alimentado y no hostigado.
Como cazador que es, el gato gusta del acecho y captura de las presas más comúnes: pajarillos, roedores, lagartijas, etc., aunque adaptado perfectamente a la vida diurna, sus hábitos son preferentemente crespusculares o nocturnos, mientras que durante las horas del dí­a, dormita y observa hieráticamente el mundo que le rodea.
El comportamiento del gato es inherente a la especie y no se determina con fijeza según las razas a diferencia de lo que ocurre con el perro, solamente algunas razas de gatos que conllevan defectos fí­sicos, sordera por ejemplo, presentan pautas diferenciables imputables lógicamente al defecto que deben superar y no a la pertenencia a una raza determinada.