Las camadas numerosas, superiores a ocho crías, tienen pocas probabilidades de medrar homogéneamente y será necesario ayudar a la madre amamantando artificialmente a varios gatitos, lo que es bastante dificultoso, sacrificado y no siempre factible. Si los gatitos comienzan a interesarse por el alimento que les ofrecemos, el destete se producirá pronto y sin problemas. Durante este periodo, la madre habrá de recibir una alimentación muy completa, energética y equilibrada, pobre en grasas, pero enriquecida en proteínas, vitaminas y sales minerales. La lactancia suele prolongarse durante un mes o algo más, pero a partir de las tres semanas iremos ofreciendo a los cautivadores cachorros diferentes alimentos blandos (leche maternizada, maicenas muy claras, etc.) en una cucharita de madera que acercaremos a su naricilla hasta tocarla. No debemos nunca intentar aproximarnos contra la voluntad de la madre, contentándonos con atisbar cuidadosamente a los pequeños cuando la gata abandone el cajón para comer, beber o evacuar. Aun las madres más recelosas suelen permitir a sus dueños que se aproximen a la camada, transcurridas cuarenta y ocho horas desde el parto. Los pequeñuelos nacen con los ojos cerrados y van abriéndolos a partir de la semana de vida. Maman con avidez, durmiendo frecuentemente durante muchas horas. Es frecuente que gatas incluso muy cariñosas, se muestren feroces y recelosas con sus amos los primeros días después del parto, sin dejar que se aproximen a los recién nacidos.