Foto cortesía de Alberto
En esta
piedra, donde podemos apreciar dos huecos redondeados, posible apoyo de alguna
puerta para hacer el giro, cuando éramos pequeños, todos los niños del
pueblo, salvo alguna rara excepción, decíamos que eran dos
pilas para recoger el
agua del
cielo que servía para saciar la sed de la
Virgen y el Niño. También, como una
costumbre ancestral, solíamos poner en cada una, 12 piedrecitas limpias y brillantes, como ofrenda a la Virgen y el Niño Jesús.
Otra versión que dan
fuentes bien informadas, es que las pilas servirían para lavar la Virgen su ropa.