Cualquier escusa es buena para que quede un recuerdo en la memoria de los más jóvenes y, también, por qué no, de los mayores. Este día, posiblemente, coincidió que estaba la hermana Fili sentada en su
puerta aprovechando el sol de la mañana, cuando acertaron a pasar por allí, algún grupo de
amigos. Como quiera que alguno llevaría la máquina de hacer
fotos, sólo tuvo que pedirle permiso a la hermana Fili y, enseguida, se sentaron a su alrededor, mayores y chiquillos, inmortalizando el momento. Descanse en paz la hermana
Felicidad.
Menos a las dos niñas y al pequeño, conozco a todos.