Cortesía de Ángel D.
Jardín
superficie planificada donde se cultivan especies vegetales, para su contemplación y disfrute
Un jardín (del francés jardin,
huerto), es una zona del terreno donde se cultivan especies vegetales,[1] con posible añadidura de otros elementos como
fuentes o
esculturas, para el placer de los sentidos. En castellano se llamaba antiguamente huerto de
flor para distinguirlo del huerto donde se cultivan
hortalizas. La adopción de la palabra en francés hizo más fácil la distinción entre uno y otro vocablos.
Hacer estos
huertos sin finalidad económica, únicamente por goce estético, arrastra una larga
tradición, y ya eran famosos los
Jardines colgantes de Babilonia, considerados como una de las maravillas del mundo antiguo, lo que denota que estos espacios de ocio tienen desde entonces una larga tradición.
Un jardín puede incorporar tanto materiales naturales como hechos por el hombre. Los jardines occidentales están casi universalmente basados en las plantas. Sin embargo, algunos tipos de jardines orientales, como los jardines Zen, apenas las usan o, no las usan en absoluto.
Los
parques zoológicos, que exhiben animales en hábitats naturales simulados, eran antiguamente llamados jardines zoológicos.
La jardinería es el
arte de crear estos espacios, y acompaña a la
arquitectura, puesto que son un complemento de los
edificios e, incluso, a menudo tienen construcciones en su diseño.
A lo largo de la
Historia los jardines han variado no solamente en sus estilos sino que también en relación a las especies. La ingeniería genética y el desarrollo de los viverista han aportado gran diversidad de variedades híbridas adaptadas a requerimientos del diseño. También la corriente ecológica planifica un jardín teniendo en cuenta las plantas autóctonas de la región, permitiendo así el buen manejo de la biodiversidad existente.