Truco (
juego de naipes)
Historia
El nombre es de origen árabe (truk o truch), y algunos lingüistas creen que es el origen etimológico de la palabra truco, debido precisamente a los ardides que se emplean en este juego. "Con el significado de juego de naipes aparece ya citado en 1443". Existe una leyenda no verificada asociada a que sean estas las cartas que se emplean en el juego. Dicen los libros musulmanes, que los musulmanes españoles disponían de una baraja entera, pero que en un descuido, los chiquillos la cogieron para jugar a guerras. Recortaron las figuras, es decir los reyes,
caballos y sotas; designaron el as de oros como símbolo y el de copas para
premio de los campeonatos. Claro está quedaron nada más que las cartas con las que se juega al truc. Disgustados al ver que no podían hacer una partida de brisca, idearon otro juego y de allí nació el “truco”. Aunque el hecho de que en
Valencia no se utilice el dos no encaja con la leyenda.
Jorge Luis Borges se refiere al juego en uno de sus cuentos:
"Serían las dos de la mañana cuando salí. Afuera, las previstas hileras de
casas bajas y de casas de un piso habían tomado ese aire abstracto que suelen tomar en la
noche, cuando la
sombra y el silencio las simplifican.
Ebrio de una piedad casi impersonal, caminé por las
calles. En la
esquina de
Chile y Tacuarí vi un almacén abierto. En aquel almacén, para mi desdicha, tres hombres jugaban al truco".
Jorge Luis Borges, El Zahir.
Milton Schinca hace referencia al juego en su libro Boulevard Sarandí:
"Empezando por las barajas, vale la pena enumerar todos los
juegos de cartas con que se entretenían los montevideanos en los dichosos tiempos coloniales: el tres siete (o tresiete): el truque (que no es lo mismo que el truco, aunque tienen elementos comunes); el treinta y una; el paro; la banca; el pecado; la primera; la biscambra; y –por cierto– el truco propiamente dicho; etc."