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Mercromina, antiséptico general, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

Nos vamos a una farmacia de aquella época: medicamentos EGB

Qué fue de… la mercromina

Daba igual el tamaño de la herida, aunque fuera un simple rasguño nos pasamos la infancia con los codos y las rodillas completamente rojos y aquello no era sangre, sino mercromina.

Un clásico que no faltaba en ninguno de los botiquines caseros en los años 70 y 80 y aunque nuestras madres se pasaban el día con ese característico dispensador de goteo en la mano no llegaron a pronunciar bien su nombre ni una sola vez: mecromina, micromina… Vamos, ven, verás como no escuece.

La merbromina (nombre del principio activo) fue introducido en nuestro país por el químico José Antonio Serrallach Juliá a mediados de los años 30. La bautizó con el nombre comercial mercromina y fue fabricada y comercializada por la compañía farmacéutica Lainco.

Hasta los años 80 fue el antiséptico más utilizado en nuestro país para la desinfección de heridas en la piel, rozaduras e incluso quemaduras, pero poco a poco fue desapareciendo y apostaría a que por mucho que busques en tu botiquín no vas a encontrar ningún frasco hoy en día. ¿Qué paso con la mercromina?

El surgimiento de otros antisépticos modernos como la povidona yodada y que ésta fuera utilizada en los hospitales en lugar de la mercromina, propició que la población fuera adoptándolos también en sus casas.

Los compuestos de yodo cubren un espectro de bacterias más amplio, producen menos reacciones en la piel, su efecto es más duradero y sobre todo no manchan como la famosa mercromina.

Además, al contener pequeñas cantidades de mercurio ha sido prohibida en muchos países como EEUU. No está demostrado su peligrosidad y en nuestro país todavía se comercializa, aunque cada vez sea más difícil conseguirla y parece que no le espera un futuro muy prometedor.

¿Recuerdas la última vez que te echaron mercromina?
(13 de Diciembre de 2017)