Rastrojo
Rastrojo es el conjunto de restos de tallos y hojas que quedan en el terreno tras cortar un cultivo.
A menudo se confunde rastrojo con restos de poco valor. Sin embargo el rastrojo es un recurso muy bueno para proteger el suelo del impacto de la precipitación erosiva y la consiguiente escorrentía.
Las prácticas de retención del rastrojo son recomendadas por los técnicos y las autoridades de conservación de suelos como un componente importante de un programa de manejo del mismo. Esto puede implicar o no la retención de altas cantidades de rastrojo, o solamente las suficientes para la función de proteger el suelo.
La presencia de rastrojo sobre el terreno es como una trampa de
agua, que facilita la infiltración y reduce las pérdidas por evaporación al mantener más fría y protegida la superficie del suelo. Esta concepción es el meollo de un correcto sistema de cultivo con
labranza cero.
Cantidad de rastrojos según cultivo
La cantidad de rastrojos que permanecen en el suelo de la cosecha varía según el cultivo. Los cereales en la mayoría de los casos aportan considerablemente mayor cantidad de rastrojos que las oleaginosas. Los cultivos de maíz, trigo, sorgo granífero, cebada aportan mayor cantidad de rastrojos que los cultivos de soja, colza o
girasol.
Los cereales desarrollan plantas de mayor tamaño y la cosecha es más abundante en kilos de grano / hectárea sembrada. Sin embargo los granos de los cereales poseen menor valor energético que los granos de las oleaginosas que son ricos en aceites y proteínas.
El Sorgo Granífero es un cultivo que entrega una gran cantidad de rastrojos luego de la cosecha. Estos rastrojos deben ser aplastados o triturados para poder sembrar a los meses siguientes cultivos bajo siembra directa.
Quema de rastrojos
Artículo principal: Quema agrícola
En ocasiones los agricultores lo queman para eliminar mala hierba y para que la ceniza caiga al suelo, ya que al ser ésta de
naturaleza ácida haría al suelo más permeable. A cambio se pierde mucha materia orgánica y en los últimos años diversos estudios recomiendan el cese de la quema de rastrojos tanto para evitar erosión y desertización como para evitar incendios involuntarios provocados por el viento que lleva las briznas de paja ardiendo a lugares cercanos incontrolados.