Valle
Un valle (del latín vallis) es una llanura entre
montañas o alturas, una depresión de la superficie terrestre entre dos vertientes, con forma inclinada y alargada, que conforma una
cuenca hidrográfica en cuyo fondo se aloja un curso fluvial.
En un relieve
joven predominan los
valles «en V», característico de los valles fluviales: las vertientes, poco modeladas por la erosión, convergen en un fondo muy estrecho. Por el contrario, un estado avanzado de la erosión de lugar a la de valles aluviales, de fondo plano y amplio, constituidos por depósitos aluviales entre los cuales puede divagar el curso de
agua. Los valles en U, característicos de los valles o "artesas" glaciales, tienen sus paredes muy abruptas y el fondo cóncavo. En ciertos casos, al retroceder un antiguo glaciar, el lecho de uno de sus afluentes queda a mucha altura por encima del de aquel y desemboca en su vertiente, a menudo, formando saltos de agua. Un tercer tipo de valles es en forma de cuna o batea: son amplios, de suave pendiente y superficiales.
Cuando un
río es capturado por otro o cuando su lecho es cerrado por morrenas u otro tipo de depósitos, queda más abajo un valle muerto o río decapitado, que ya no tiene un curso de agua. En otros casos, un valle no tiene salida natural, por cerrarlo una contrapendiente, y las
aguas que por él discurren penetran en el suelo y prosigue su curso por una red subterránea. Esos valles ciegos son propios de los terrenos cársicos. Asimismo, en muchas regiones áridas los
ríos no puede salir de su cuenca hidrográfica, discurriendo por valles endorreicos. Un valle puede haber sido íntegramente excavado en un terreno sedimentario por su curso de agua, pero por lo general, este se abre paso por depresiones de origen tectónico. Según sean estas, se tiene un valle de fractura, de fosa, de ángulo de falla, etc. Un valle longitudinal está orientado paralelamente a los pliegues de una cordillera, en tanto que un valle transversal es perpendicular a ellos.
Incisión y ensanchamiento de los valles
Tanto en el pasado como en el presente, varios procesos han actuado y están actuando en el sentido de profundizar y ensanchar los valles, aunque las evidencias de dicha acción, se pueden perder o debilitar con el tiempo. Si se dejara a una corriente en libertad de alcanzar por sí misma su nivel-base, erosionaría el lecho directamente hacia abajo, formando un abismo de paredes verticales en el proceso.
Pero como la corriente no es el único agente que trabaja en la formación del valle, las paredes de la mayoría de los valles se inclinan hacia arriba y hacia fuera del fondo del valle. Con el tiempo aun las paredes de las gargantas más abruptas se inclinarán hacia fuera con relación al eje de sus valles. Conforme una corriente corta hacia abajo y profundiza su cauce dentro de la superficie del terreno, la meteorización, el escurrimiento y los movimientos en masa entran en
juego, desgastando constantemente las paredes del valle, haciéndolas retroceder, apartándose entre sí.
El material bajo la influencia de la gravedad, es arrastrado de las paredes del valle abajo y descargado en la corriente, para ser movido adelante rumbo finalmente a los océanos.
El resultado es un valle cuyas paredes se ensanchan afuera y arriba, desde la corriente, para formar un perfil transversal típico.
La velocidad con que las paredes del valle son reducidas y los ángulos que adoptan, dependen de varios factores, siempre pensando en tiempos geológicos, es decir millones de años. Si las paredes están hechas de material sin consolidar (que es vulnerable a la erosión y al movimiento en masa), la velocidad será rápida; pero si las paredes están constituidas de
roca resistente, la velocidad de erosión será muy lenta, y las paredes podrán levantarse casi verticalmente desde el fondo del valle. Además de cortar hacia abajo en su cauce, una corriente corta también de lado a lado, o lateralmente en sus bordos.
En las primeras etapas de ensanchamiento del valle, cuando la corriente está todavía por encima de su nivel-base, predomina la erosión hacia abajo. Posteriormente, a medida que la corriente se aproxima a su nivel-base, la erosión hacia abajo va siendo cada vez menos importante; en esta etapa se destina a la erosión de sus bordos una proporción más grande de la energía de la corriente. Como esta oscila de un lado a otro, forma sobre el fondo del valle una planicie de inundación que tiende a ensancharse siempre y el valle se hace cada vez más amplio.