Camino agrícola que arranca en el Camino de
Fuentelespino de Haro, y finaliza, después de atravesar el Estrecho de Haro, en la
carretera que une Fuentelespino de Haro con
Villares del Saz.
Camino rural
Los
caminos rurales unen las aldeas y las poblaciones más pequeñas de
mercado regional, y son los caminos terciarios, secundarios y de penetración. Normalmente, no son pavimentados, o tienen una capa delgada de asfalto; son más angostas y las curvas son más cerradas y las cuestas más empinadas que las de las
carreteras. Pueden ser de toda
estación o sólo temporales y, a menudo, tienen vados o transbordadores en vez de
puentes. Las carreteras que cruzan las regiones rurales, sean pavimentadas o no, se tratan en el artículo carretera.
Ubicación del camino
La ubicación del camino constituye la decisión más crítica en cuanto a su construcción. Esta determinará, el tipo y la magnitud de los impactos ambientales y sociales que causarán. Los caminos rurales que más afectan el entorno son los que:
• Atraviesan las tierras de los
pueblos indígenas; o terrenos silvestres críticos;
• Alteran el equilibrio natural en zonas con potenciales peligros naturales; áreas que constituyen el hábitats de la
fauna silvestre; y,
• Los que se adentran en áreas no idóneas para los cambios de uso del suelo.
Pozo
Un pozo es un agujero, excavación o
túnel vertical que perfora la tierra, hasta una profundidad suficiente para alcanzar lo que se busca, sea la reserva de
agua subterránea de una capa freática o fluidos como el petróleo. Construidos con desarrollo y forma cilíndrica —en la mayoría de los casos—, se suelen asegurar sus paredes con ladrillo,
piedra, cemento o madera, para evitar su deterioro y derrumbe, que podrían causar el taponamiento del pozo.
Tipología tradicional
Los
pozos tradicionales para recoger agua suelen emplazarse en el entorno de las
casas, bien en el
patio de la vivienda (como el tradicional pozo artesiano) o en la zona común vecinal (con modelos específicos como los singulares «pozzi» de la ciudad de Venecia). Por seguridad y utilidad, el pozo se rodea a nivel de superficie con un brocal, a modo de pretil o parapeto, sobre el que se instala una polea o un cigüeño, para subir y bajar el recipiente, por lo general un cubo o balde. También se le suele colocar una tapadera para evitar que caiga suciedad en su interior o posibles accidentes.
El conjunto del pozo con el brocal y la polea se le conoce también como aljibe.
En las poblaciones donde, por filtración de
aguas residuales, el nivel freático puede estar contaminado y el agua del pozo ya no es potable, puede seguir utilizándose para labores de limpieza y riego.
Ha quedado referencia arqueológica de pozos del siglo XII a. C. en Persia.
Uso en el lenguaje
De entre una rica colección entre refranes, adagios, frases hechas y dichos relativos al pozo, pueden servir como ejemplos:
«El muerto al pozo, y el vivo al gozo» (se usa para expresar que no se debe exagerar el duelo por la pérdida de una persona, y que se debe actuar pensando más en el beneficio de los que todavía están vivos y no en el de aquellos que ya no lo están).
«Mi gozo en un pozo» (decepción, ilusiones frustradas).
« ¡Me voy a tirar a un pozo!» (desesperación, decisión alocada). "Estás en el pozo" (estar mal).
«Y si Fulanito (una persona cualquiera) se tira a un pozo, ¿también te vas a tirar?» (se usa para preguntar o criticar a alguien su imitación de las acciones de los otros, su comportamiento irracional).
«Es un pozo sin fondo» (referido a alguien o algo que consume recursos sin parar).
«Es un pozo de inmundicia y lascivia» (expresión literaria: pozo como lugar abyecto y oculto, quizás con referencia al mundo subterráneo, lugar donde tradicionalmente se situaba el infierno).
«Gato, tírate al pozo» (en algunos lugares de la
Argentina se utiliza para incitar a una persona a que inicie el cortejo).
«Ahogado el niño, a tapar el pozo» (se utiliza en
México como crítica a la respuesta tardía ante situaciones desagradables que pudieron evitarse).