El Arroyo Cazarejo:
Nace en el Término Municipal de
Montalbanejo con el nombre de Arroyo Montalbanejo. Cuando llega al Término Municipal de
Villar de Cañas, cambia de nombre y pasa a llamarse, Arroyo del Cazarejo. En el lugar de su nacimiento se unen a él los Arroyos del Pocillo, Arroyo Vaina, Arroyo de la Pradera, y Arroyo de
San Pedro, todos ellos, en el Término Municipal de Montalbanejo. En el Término Municipal de Villar de Cañas, se le une por la margen derecha, el Arroyo del
Pozo de Vega Fría. Entra en el Término Municipal de Alconchel, por el Paraje de Vega Fría, cruza El Alporchón y El Cubillo, donde se le une, por su margen izquierda, el Arroyo de El Derramadero, pasa a los pies de la
Sierra de Mirabueno y continúa por Las Vadeas, donde recibe, por la margen derecha, La
Rambla de Las Canteras y un poco más adelante, en el
Camino de la Cañada Marta, la Acequia de La Pizquierda; unos metros más adelante, por la izquierda, recibe La Rambla de Las Vadeas. Atraviesa la
carretera CU-V-3232, recibiendo por la derecha la Rambla de La Montalba, y por la izquierda el Arroyo Arribarruecas. Entra en El
Valle por El
Santo, atravesando la Sierra de Padrejas, donde recibe por su margen derecha, la Rambla de Padrejas. Sale de El Valle por El Cestero, y continúa por La Olmedilla, donde recibe, por la derecha, La Rambla de Los Hontanares y La Vertiente de El Pocillo. Atraviesa La Sierrecilla y La Sierra de Haro por el Estrecho de Haro y, ya, en el Término Municipal de
Fuentelespino de Haro, desemboca en el
Río Záncara, por su margen izquierda, entre los Parajes de El Rodeo y La Cañorra, junto al Cerro del Arenal.
Geografía física
Una vega, llanura aluvial, llanura de inundación o valle de inundación; terreno bajo y llano que puede ser inundado ante una eventual crecida de las
aguas de una corriente fluvial cercana.
Llanura aluvial
Una llanura aluvial, vega, llanura de inundación, o valle de inundación, es la parte orográfica de fondo plano que contiene un cauce y que puede ser inundada ante una eventual crecida de las aguas de este.
Muchas veces la topografía de las llanuras costaneras de los
ríos se dice que tiene forma de abanico o cono, lo que significa que el lecho del río podría desplazarse con bastante facilidad, inundando zonas alejadas del lecho principal actual. Dichas zonas constituyen zonas interesantes para el desarrollo del riego, debido a la topografía favorable para desviar el
agua del río hacia cualquier punto de su zona aluvial. Se trata entonces de zonas vulnerables.
Los ríos están generalmente encauzados, protegiendo así las zonas agrícolas y las zonas urbanas. Además, para tener acceso más fácil al agua, las ciudades fueron, muchas veces, construidas muy cerca de los ríos, lo que las torna más vulnerables. Para reducir los riesgos de cambio importante de lecho durante crecidas fuertes, se debe tomar en cuenta la dinámica fluvial de los ríos asociada con el transporte de sedimentos, controlando la evolución de los cauces y evitando errores graves tales como puntos de reducción excesivos de la sección del río (con presas de derivación, bocatomas,
puentes, etc.).
Se debe prever puntos de desborde de los ríos claramente identificados, con la realización de vertederos permitiendo reducir los riesgos de rotura incontrolada de diques, a fin de manejar en vez de sufrir las consecuencias de eventos excepcionales.
En el sur de Sudamérica, bajo el término «vega» se hace especial alusión a las áreas, más bien pequeñas y de suelos blandos y fértiles, que en zonas áridas contornean arroyos —o solo se muestran en algunos de sus recodos—. Pueden ser en manantiales de
montaña (como en los Andes) o en sectores desérticos de baja altitud (como en la Patagonia esteparia), los cuales, al estar siempre bien regados, generalmente son las únicas áreas de la región que disponen de pastos tiernos; por ello son fundamentales para la biodiversidad y la
ganadería.
Depósitos de planicie de inundación
Los fondos de la mayoría de las planicies de inundación están cubiertos por dos y algunas veces tres tipos diferentes de depósitos. El material más grueso es depositado directamente por la corriente a lo largo de su cauce. Durante los periodos de inundación se esparcen a través de la planicie de inundación, a los lados de las riberas, arena fina, limo y arcilla; además, cantidades relativamente pequeñas de escombros de varios tipos y tamaños se mueven de las laderas del valle, bajo la influencia de la escorrentía y de los movimientos en masa y se distribuyen a lo largo de los lados del fondo del valle. La distribución de los depósitos del cauce y de los de inundación a través de la planicie de inundación depende de la velocidad a la que la corriente construye el fondo de su valle.
Una corriente divagante está cambiando continuamente su cauce y en un rango de tiempo dado, puede haber ocupado toda posición posible de uno a otro lado de la planicie. Una sección transversal a través de la planicie de inundación desarrollada por una corriente como éstas, mostraría una cubierta de grava coronada por sedimentos de grano fino depositados cuando el flujo rebasa los bancos. Esta forma de sedimentación es típica de las planicies de inundación erosionales y de las de inundación de agrandamiento muy lento.
Pero una corriente divagante que construya su planicie de inundación con rapidez tiene menos oportunidad de ocupar cada lugar a través de la extensión del fondo de su valle. En consecuencia, esta planicie de inundación estará cubierta en su mayor parte por sedimentos finos, depositados durante las épocas de crecida. Una sección transversal a través de éstas, indicaría una
banda irregular de material grueso que señala las posiciones sucesivas del cauce. Las planicies de inundación de agrandamiento rápido muestran este tipo de depósito.