Foto de Chalao
Tinaja
Una tinaja es un recipiente de barro con forma de vasija de perfil ovalado, boca y pie estrechos y por lo general sin asas. La tinaja grande, también llamada tinajón, más profunda y panzuda, se ha utilizado tradicionalmente para almacenar vino, y los ejemplares medianos para aceite y granos de cereal.
Las más pequeñas pueden ser vidriadas parcial o totalmente y utilizarse para todo tipo de líquidos y semillas, así como en la
matanza del
cerdo.
En
España, los principales centros tinajeros de los siglos XIX y XX han sido: Villarrobledo, Colmenar de Oreja y Arroyomolinos de Montánchez, para la producción industrial de grandes ejemplares, y Torrejoncillo,
Torre de
Santa María, Lucena, Lorca y Totana en tamaños más modestos.
Iconográficamente, las tinajas se consideran símbolo emblemático de La Mancha.
Etimología y
campos
El término tinaja, así como sus variantes tenaxa, tenalla o tanalla, proceden del latín tina; pero, curiosamente, fue su diminutivo tinaculum-tinacula el que formó los términos de las lenguas romances en la península ibérica; en el Fuero de Alcaraz aparece como tenaia.
En las
familias semántica y cultural de la tinaja se encuentran la "tinajería" o "tinajero", espacio o estructura donde se ponen o empotran las tinajas. En
Murcia,
Puerto Rico y
Venezuela, se llama así a la dependencia de las
casas donde se tienen las tinajas, cántaros y demás
recipientes de
agua potable. Por su parte, en Filipinas, se denomina tinaja a la medida de capacidad para líquidos, equivalente a 16 gantas (48 litros aproximadamente).
En el Calendario republicano francés la tinaja (cuve) es el 10 de septiembre.
Historia
La industria tinajera en la cultura mediterránea puede rastrearse desde el final de la Edad del Bronce, con los pithos minoicos, hasta los regordetes dolium
romanos, recipientes esféricos que se usaban para almacenar líquidos o granos. El mismo uso se les daba a las tenaias del
medievo islámico y cristiano, vasijas abombadas de apenas un metro de alto capaces de contener de tres a quince arrobas. Seguirán aumentando su capacidad hasta finales del siglo XVIII, pero sin sobrepasar las cien arrobas, lo que sí ocurriría en el último tercio del XIX, para compensar el crecimiento de la producción vinícola, alcanzándose las setecientas arrobas (casi ocho mil litros).
Referencias documentales
En el «Ordenamiento de Menestrales y Posturas» del siglo XIV, para el Concejo de
Madrid dictado en las Cortes de
Castilla y León por Pedro I, se especifica el 'precio-capacidad' de las tinajas y el pago a percibir por sus artífices, llamados en esa época pegadores. No faltan en las Relaciones topográficas de Felipe II de 1575, con una referencia a su pasada fabricación en El Toboso, mención que más tarde usará Cervantes para documentar su fantasía. La producción de tinajas españolas en el siglo XVII se asocia a focos alfareros tradicionales como Úbeda, Talavera de la Reina y Chinchilla de Montearagón.
Más tarde, las cita en sus Memorias políticas y económicas (1792) el ilustrado Eugenio Larruga y, ya en el siglo XIX, los Diccionarios de Sebastián Miñano y Pascual Madoz. Guillén Salaya y Natacha Seseña en sus estudios de la tinajería de Colmenar de Oreja, relatan que a principios del siglo XX, este
pueblo madrileño contaba con 35 alfares y, más tarde, en 1933, funcionaban todavía tres grandes
hornos; el último tinajero de la localidad fue Eugenio Crespo, activo hasta 1980.
Tinajas cervantinas
Cervantes, inicia así el capítulo XVIII de la Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha:
"Halló don Quijote ser la
casa de don Diego de Miranda ancha como de aldea; las armas, empero, aunque de
piedra tosca, encima de la
puerta de la
calle; la
bodega, en el
patio; la
cueva, en el portal, y muchas tinajas a la redonda, que, por ser del Toboso, le renovaron las memorias de su encantada y transformada Dulcinea; y sospirando, y sin mirar lo que decía, ni delante de quién estaba, dijo: « ¡Oh tobosescas tinajas, que me habéis traído a la memoria la dulce prenda de mi mayor amargura!»"
Cervantes en el cap. XVIII del Quijote
Además del foco principal de Villarrobledo, en
Albacete, y de los antiguos centros toledanos, también se ha registrado actividad tinajera en las siguientes localidades manchegas:
• Cifuentes y
Málaga del Fresno, en la provincia de
Guadalajara.
• Priego, Mota del Cuervo y
Santo Domingo de Moya, en
Cuenca.
• Y La Solana, en
Ciudad Real.