¡Mira qué la casa de Antoniete y Jualia...., ponerse por montera el Cerro Castillo...! ¡Vamos, que le queda "ni pintao"! Luciendo una montera así, cualquier torero puede hacer la faena que se le ponga por delante. Besetes al ingenioso fotógrafo. Los atardeceres rojos del Mediterráneo a los que se acostumbraron los ojos de Serrat, no niego que serían y siguen siendo bonitos, pero estos de Alconchel, en su estilo, eso sí, pero nada que envidiar: Divinos los dos. Jajajajajajaja. No me había fijado detenidamente en esta foto, y ahora que me he fijado un poco, veo que, como siga subiendo para arriba el tejado de la casa de Antoniete y Julia, va a llegar al cielo... ¡Menuda cúpula le ha caído encima! Besetes EL PODER de la mente para inventar nuevos valores es el mismo que tiene para imaginar un color primario que aún no exista, para crear un sol y un cielo nuevos bajo los cuales vivir.