Usos
Aparte del uso mencionado de las encinas como recurso ganadero en las dehesas (los
cerdos alimentados con bellotas dan los mejores jamones de
España), esta especie ha tenido infinidad de aplicaciones desde la
antigüedad hasta nuestros días.
Su madera es muy dura e imputrescible, aunque difícil de trabajar, por lo que se emplea para fabricar piezas que tengan que soportar gran rozamiento, como en
carros, arados, parquets, herramientas, etc., así como en pequeñas obras hidráulicas y en la construcción como pilares o vigas. Además resulta una excelente leña para quemar y para hacer carbón vegetal. Leña y carbón de encina constituían hasta el primer tercio del siglo XX los principales combustibles domésticos en amplias zonas de España.
La corteza cuenta con gran cantidad de taninos, por lo que es muy apreciada en las tenerías para curtir el cuero (especialmente utilizada en
Marruecos), y junto con las hojas y bellotas machacadas se prepara un cocimiento que resulta ser astringente y útil para desinfectar heridas.
Las bellotas más dulces, además de alimentar al
ganado, resultan comestibles para los humanos por lo que se comen a menudo tostadas como otros
frutos secos, o en forma de harina para hacer un
pan algo basto.