Y luego dicen. Hay quienes no creen en la iettatura, pero yo tengo pruebas. ¿Qué día era anteayer? Martes, 17. ¿Qué me ocurrió por la mañana, antes de salir? Al buscar el pan, en el aparador, tiré la sal. ¿A quién me encontré en cuanto salí a la calle? A una muchacha jorobada, con un antojo peludo en la cara, a quien no había visto nunca por el barrio, y eso que conozco a todo el mundo. ¿Qué hice al entrar en el garaje? Pasé bajo la escalera de un obrero... Las gafas. Cuentos romanos. A. MORAVIA.
Natale, a primera vista, no parecía muy fuerte: de estatura mediana, corpulento, reventando en sus trajes que siempre parecían quedarle estrechos. Y en cambio era un toro; yo lo había visto levantar él solo, en el taller, un cochecito utilitario. Esta fuerza disimulada era un poco el símbolo de su verdadero carácter, escondido también bajo una apariencia seria y comedida. Era, en resumen, lo que se llama una mosca muerta: por fuera de una manera, y por dentro,... Respecto a la edición de 2012, el programa de A Valeria Condita se ha transformado por completo, aunque se mantienen los objetivos, con especial atención a los más pequeños. “Organizamos las Jornadas Romanas en dos partes: una científico-histórica y otra más lúdica”. Para Teodomiro Ibáñez es imprescindible aunar rigor científico con celebración y divertimento. Hace doce años que se organiza A Valeria Condita con el objetivo de revivir el pasado, divertirse y dar a conocer el yacimiento, del que no hay asomo de duda sobre su autenticidad. Sus 110 habitantes, alcalde incluido, se encargan de la organización y son los primeros en vestirse con sus togas. Convertido ya en evento imprescindible, Valeria puede recibir hasta 4.000 visitantes estos días.
Jornadas Romana de Valeria Fuente: Teodomiro Ibáñez
Respecto a la edición de 2012, el programa de A Valeria... Es fascinante escuchar de la boca del alcalde de Valeria, Teodomiro Ibáñez, todo lo que acontecerá en esta localidad de Cuenca durante las Jornadas Romanas A Valeria Condita (“los orígenes de Valeria”) del 12 al 18 de agosto, los días en que la civilización del Imperio vuelve a la vida.