Ofertas de luz y gas

Ya se ve la llama, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

(5 de Marzo de 2011)
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¡Ah, se me olvidaba! Me dicen que el presidente del Gobierno ha comparecido en el Senado, un casinillo de utilidad dudosa donde sestean los políticos de clase turista, algo así como el filial del Congreso, expresado en términos futbolísticos. Es para hablar de Bárcenas y esas cosas, aunque solo lo sacaba ayer como primera noticia de portada este su periódico y La Razón, pero de aquella manera: Rajoy anunciará medidas para evitar casos como el de Bárcenas. Porque, naturalmente, para que tu tesorero...
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Termina de aclarar Muriel: “También es interesante leer lo que pensaba el papa Francisco en 2010, cuando aún era Jorge Bergoglio, reflejado en una carta que envió a las Carmelitas: “[El matrimonio gay] es “una ‘movida’ del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios [...]. No seamos ingenuos: No se trata de una simple lucha política, es la pretensión destructiva al plan de Dios”. Gracias, no haré más preguntas...
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Pero cualquiera que tenga una idea somera de la teología católica sabe que la Iglesia no juzga tendencias, preferencias, gustos o naturalezas, sino actos, lo que entra dentro del reino de la libertad. Niega, eso sí, que la homosexualidad sea una identidad lo que, por otra parte, ha sido el sentido común de la humanidad desde que tenemos noticia. Dicho de otro modo, la Iglesia –como todo el mundo hasta hace unas décadas– no cree que tu orientación sexual te defina, te identifique...
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Tampoco es, naturalmente, que Muriel acierte en los detalles relativos a la Iglesia. Sería demasiado pedir, aunque al menos tiene el detalle de mirarse el catecismo, cosa en la que no se han molestado los redactores de El País: “En ningún momento el manual de la Iglesia habla de marginar a los homosexuales, como sí se hacía siglos atrás, sino de enderezarlos, de hacer que nieguen su identidad sexual para volver a ser “normales” e “integrarse” en la sociedad”.
¿Siglos atrás? Teniendo en cuenta...
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“ ¿Hasta qué punto supone esta frase un cambio real en la Iglesia?”, se pregunta Muriel, y añade: “Lo malo de las palabras es que, si se quiere, pueden servir para decir una cosa y la contraria”. Que es, exactamente, lo que ha pasado...