Y al fin de polo a polo
Del mundo en los altares
Reine doquier tan solo
La gloria de la Cruz.
Antonio Arnao Cual siervo de tu nombre
Lucero de los mares
Así se humilla el hombre
Buscando vida y luz. Por Dios que hacerte pudo
Vencer en cruda guerra,
Sé del cristiano escudo,
Imán del pecho infiel. María poderosa,
Reina del cielo y tierra,
Que huellas victoriosa
La frente de Luzbel; Pues miras el quebranto
Del alma conturbada,
Preste tu excelso manto Refugio al pecador.