Pero por dentro era exactamente igual que su viejo castillo. Pensaba…
“ ¡Qué e-e-e-extraño! ¡Este es mi viejo castillo!
“N-n-no creo que n-ne-cesite ningún libro de aventuras después de todo e-esto. Sólo un largo descanso.
Sin embargo, tenía algo que hacer antes de irse a la cama. Minuto se sentó y se puso a escribir una carta muy importante. Minuto se quedó sin habla. La entrega del premio terminó y la muchedumbre se marchó a esperar el segundo premio, sin que él hubiera llegado a enterarse de lo que ocurría. Agitó la mano hacia el comandante en señal de despedida y entró para inspeccionar su reluciente casa nueva. Minuto no podía dar crédito a lo que veía. ¡Justo delante de él se erguía un brillante castillo rojo con sus torres relucientes y sus banderas blancas! El comandante Sacoviento corrió para ayudar a salir del avión al pobre Minuto. -Ven, muchacho -exclamó el piloto excitado- Tengo una sorpresa para ti. ¿A qué vienen todos esos aplausos?