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Las ruedas del carro, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

(11 de Enero de 2014)
¿Y qué pasó con el tigre? Pues que rugió y pataleó, y poco después las llamas quemaron la cuerda y por fin pudo escapar. Pero la cuerda ardiendo le había chamuscado tanto su piel amarilla que, por mucho que se lavó, no pudo borrarse las rayas negras que le quedaron marcadas. Y esa es la razón de que el tigre tenga rayas.
¡Una escena graciosísima! El búfalo se revolcaba por la hierba, sin poder dejar de reír, hasta que su hocico chocó contra un tocón de árbol que le partió en dos el morro y le aplastó la nariz. Y todavía hoy se ven los resultados de este accidente en sus descendientes.
Es la inteligencia -dijo con ironía el campesino-. Ven, búfalo, vámonos.

Pero el búfalo no podía irse. Se tronchaba, se moría de risa. Figúrate al señor tigre, el terror de la selva, dejándose atar a un árbol para luego ser quemado con una antorcha.
El campesino obedeció. Puso la bajo los bigotes del tigre y empezaron a arder. Le acercó el fuego a las orejas, al lomo, a la cola, y por donde rozaba le dejaba la piel chamuscada.

- ¡Me quema, me quema! -aullaba el tigre.
Al cabo de un rato el campesino regresó.

- ¿La has traído? -preguntó el tigre impaciente.

-Claro -respondió el campesino, enseñándole una cosa que ardía en la punta de un palo.

-Pues dámela, ¡aprisa! -ordenó el tigre.