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LA AVENTADORA O BELDADORA
A Casasola de Arión se la conoció durante muchísimos años como el
pueblo de las aventadoras o beldadoras, igual que a Cantalejo, en la provincia de
Segovia, se le conoció como el pueblo de los
trillos, quien contó con una jerga especial de las personas que se dedicaban a la fabricación y venta de este
apero agrícola, denominada gacería.
Una aventadora o beldadora es una máquina con la que se separaba el grano de las pajas y suciedad que contenía después de haberse trillado en
la era. Cuando no se contaba con esta máquina, había que utilizar la fuerza del viento para hacer esta labor: lanzar el grano hacia lo alto, para que el viento hiciera la función de separar éste de las impurezas.
El funcionamiento de la maquina es sencillo: el cereal se coloca en una arqueta situada en la parte superior, y éste va bajando por su propio peso y el movimiento de la máquina a través de una ranura hacia un conjunto de cribas que se hallan unas por encima de otras a distintos niveles y que se mueven hacia un lado y hacia otro, gracias al vaivén de una biela que convierte el movimiento rotatorio de la polea en movimiento lineal. En un principio, mediante una manivela de movimiento manual y accionamiento manual movían unas aspas en el interior de un bombo, cuya misión es la de generar una fuerte corriente de aire, a modo de gran ventilador, expulsaba hacia el exterior la suciedad que contenía el cereal, mientras que éste caía a un depósito, donde se situaban los sacos de yute, donde se iba almacenando. Con el tiempo se instalaron motores a la máquina para evitar el trabajo humano de dar vueltas a la manivela o mediante una correa se conectaba a la toma de fuerza de los tractores.
En el último cuarto del siglo XIX, gracias a las Juntas de
Comercio y
Agricultura de
Valladolid, que fomentaron la creación de
Exposiciones donde se presentaban al público novedades agrícolas e industriales. Aquí aparecieron las primeras aventadoras extranjeras. Algunos
pueblos de nuestra provincia se dedicaron a fabricarlas, como Alaejos, Perdrosa del Rey o Tiedra, pero sin duda fue Casasola el gran referente en su fabricación. En los años cuarenta del pasado siglo logró contar esta localidad con unos 20 talleres dedicados a la fabricación de aventadoras que se distribuían por todo
España gracias a los más de 30 viajantes comerciales con los que contaban estas pequeñas industrias, a los que había que sumar los 5 con los que contó Pedrosa o Tiedra con 3 talleres, nos puede dar una idea de la cantidad de aventadoras que se producían en esta comarca vallisoleta.
La aventadora representó toda una innovación que, junto a máquinas como la sembradora, la segadora y la trilladora, fueron produciendo una modernización de la agricultura en España. Pero a mediados de los años sesenta del pasado siglo, la llegada al
campo de tractores y cosechadoras produjo la progresiva reducción en la fabricación de las beldadoras hasta su total desaparición, ya que esta misma función la realizaba la máquina de cosechar mientras segaba las mieses