Rodillos para la era, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

Rodillo (agricultura)

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Rodillo liso.

Rodillo dentado.

Un rodillo es un apero empleado en agricultura para compactar el terreno que tiene como función prensar la tierra y el desterronamiento y ocultamiento de las piedras.

El rodillo liso consta de dos o más secciones cilíndricas sobre un eje común montados sobre cojinetes de superficies adecuadas. Los cuerpos del rodillo se construyen con planchas de acero enrollado y sostenido por medios de radios; también de construyen en hierro fundido.

Los rodillos también se empleaban antiguamente en las eras, de trilla de cereales, para apisonar y compactar el terreno, así como para el tratamiento de los terrenos de labranza.

APEROS, APAREJOS Y OTRAS HERRAMIENTAS DE ANTAÑO PROPIAS DE LA AGRICULTURA
Por Juan Sáez Delgado.

Rulo:
Aunque no es un elemento de limpieza, propiamente dicho, se ha considerarlo conveniente introducirlo en este apartado, ya que mediante el rulo, se compactaba el suelo de la era, operación que facilitaba las labores de limpieza de la era.

Se trata de una piedra casi cilíndrica de unos 54 cm. de diámetro por su lado mayor y unos 45 cm. por su lado menor, su longitud aproximada es de 1,30 metros. Posee un par de prominencias de hierro o pezones, a semejanza de extremos del eje, de unos 15 cm.

Se empleaba para allanar la era y consolidar su firme, con el fin de que cuando había que proceder a las operaciones de trilla u otras que hubiese que realizar en la era, no se mezclase parte del firme (piedras, arena, etc.) con el producto. El agricultor disponía también de un armazón que podía ser de madera o de hierro que, colocado sobre este rulo, y enganchado a las prominencias de hierro anteriormente citadas, lo pone en moviemiento, cuando tira de él una bestia o tractor; a este armazón se le denomina "armas del rulo", [en otros lugares, "andaeras"].

La operación de compactar la era se conocía como "ir a darle a la era". Este trabajo, normalmente, se desarrollaba en los meses de abril o mayo antes de empezar a utilizar la era. Se hacía después de un día de lluvia con el fin de que el suelo estuviese húmedo para que la compactación del terreno se realizase con éxito. Se daban vueltas y vueltas alrededor de la era, hasta que se producía un buen asentamiento del terreno. Normalmente esta operación se realizaba durante varios días.

Muchas veces, ocurría que el barro se quedaba pegado al rulo provocando que la compactación no fuese buena. Para evitar esto se solía echar en el firme de la era paja de cereales, evitando en gran medida el pegado del barro al rulo.
(9 de Junio de 2013)
El hombre se tiró de los pelos al ver que por su avaricia había perdido a un compañero fiel y útil, y mientras el pollino moría, el viejo iba diciendo:
-No es la piel lo que hace temible al león.
Este, al ver acercarse a tanta gente lanzó un sonoro rebuzno que descubrió a los campesinos su disfraz, y que tuvo además por consecuencia irritarlos mucho más. En un momento cayeron todos sobre él y lo molieron a palos de tal manera, que cuando al fin el mercader logró rescatarlo, estaba moribundo
Un día el mercader llegó a un pueblo, y como había hecho en los otros, soltó al asno en un campo de verde alfalfa. El dueño, al ver lo que él suponía un león huyó, aterrorizado, al pueblo, y contó a sus convecinos lo que estaba ocurriendo. Sin vacilar un momento, todos se armaron hasta los dientes y corrieron al encuentro del falso león.
EL ASNO CON LA PIEL DE LEÓN

Cuando Bramadatta reinaba en Benarés, había un viejo mercader que viajaba de pueblo en pueblo, llevando sus mercancías a lomos de un asno. Este mercader se valía de un ingenioso ardid para alimentar a su burro. Tan pronto como llegaba a un pueblo, lo descargaba y lo cubría enseguida con una piel de león; luego lo soltaba en un campo de arroz o alfalfa. El asno comía hasta hincharse y los dueños de los campos no se atrevían a echarle, ya que creían que se trataba de...
Eso acabó por enfadar a su esposa: "Encontraré una cura, aprenderá a tener miedo."
Fue al río que atravesaba el jardín y se trajo un cubo lleno de gobios. Por la noche, cuando el joven rey estaba dormido, su esposa le quitó las sábanas y le vació encima el cubo lleno de agua fría con los gobios, de manera que los pececitos se pusieron a dar saltos sobre él. Él se despertó y gritó: - ¡Qué susto!, ahora sé lo que es asustarse.