Y todos volvieron a su casa convencidos de que el mercader se había vuelto completamente loco. - ¿Nadie? ¿En ningún sitio? ¿Nada? –se sorprendió la gentes-, ¿y entonces por qué te quejas tanto? Y el mercader respondía:
- ¡Nadie-en ningún sitio-nada! La gente acudía de todas partes y le preguntaba:
- ¿Quién te ha robado? ¿Dónde te han robado? ¿Qué te han robado? - ¡Socorro! ¡Al ladrón! ¡Me han robado!