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Ramillete azul de flores, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

(27 de Julio de 2014)
Le relató Blanca Flor toda su historia y el príncipe indignado mando juntar un ejército y salió a castigar a la madre de la hermosa princesa.
Después Blanca Flor y el príncipe se casaron y vivieron muy felices.
Pasó el tiempo, y un día que llovía a torrentes, llegó un príncipe a refugiarse del agua en la gruta. Allí vio el ataúd de cristal y los criados del príncipe encendieron antorchas y a la luz de ellas pudo ver el príncipe a Blanca Flor, enamorándose de su hermosura. También él creyó que la bella niña estaba muerta y se propuso llevar el ataúd a su reino. Así lo ordenó y ya en su reino mandó que se hiciera una capilla donde depositó el ataúd con Blanca Flor.
Un día enfermó el sacristán de la capilla...
Gracias, señora, -dijo Blanca Flor tomando el collar y colocándoselo al cuello. Tan pronto como se abrochó el collar cayó sin sentido al suelo, como si hubiera muerto al instante.
Dejando a la niña tendida en el suelo donde había caído, huyó la vieja.
Por la noche volvieron los ladrones y encontraron a Blanca Flor tendida, al parecer muerta. Hicieron todo cuanto pudieron por revivirla pero todo fue inútil.
Decidieron los bandidos hacer un ataúd de cristal y en él guardar a Blanca Flor. Colocaron...
Salió la reina al camino y pronto se internó en el bosque buscando a Blanca Flor. Por fin llegó a la choza de los bandoleros.
Blanca Flor que se encontraba sola en la choza, oyó que tocaron a la puerta, se asomó a la ventana y vio a una viejecita que al parecer era buena y amable. Corrió y le abrió la puerta.
-Niña -dijo la reina malvada-, quisiera que me socorrieras y me dieras un vaso de agua. Ando muy cansada y tengo mucha sed.
-Pase, señora, -contestó Blanca Flor, apresurándose a traerle el...
Al día siguiente se disfrazó la reina con ropas muy humildes, desfigurándose el rostro con ungüentos y cambiando su aspecto de tal modo que nadie pudo reconocerla.
En un estuche de plata, hermosamente labrado, colocó un collar de oro al que le había untado una preparación que haría que la persona que se lo colocara al cuello caería en un sueño semejante a la muerte.