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-Aquí en la granja sí que estamos bien. ¿Verdad amigos míos? –concluyó la anciana-. Aquí en la granja respiramos paz y tranquilidad, la gente nos quiere vosotros podéis subiros a los árboles y revolcaros sobre el césped sin que nadie nos multe. Además, aquí nos rodea la naturaleza y ella nos da todo lo necesario para vivir felices.

fin
Después del susto, la anciana y sus amigos decidieron regresar a la granja
Pero de repente, apareció un guardia y multó a la anciana por pisar el césped.
La anciana se quitó los zapatos; las ardillitas subían por los pinos; los pollitos bebían en la fuente; el perro Bingo daba volteretas sobre el césped…
¡Que felicidad tenían todos jugando en el parque!