Pues mira, Milagros, ayer te puse un correo que primeramente salió y luego, sin más, se borró. De esas cosas que pasan en el foro.Te decía que sí, que, al día siguiente, hice los rolletes con la mitad de las cantidades, para probar.Salieron de maravilla hasta el punto de que se me presentaron a merendar unos amigos suízos, los probaron con vino de Rioja (no te digo más) y me he quedado a dos velas.A la mujer, Rosmarie, le dí la receta, así que si los hace como prometió, van a conocer tus rolletes en Suíza.
Respecto a la siega, te voy a contar:a mi casa, todos los años, solían venir de la parte de Andalucía, varias cuadrillas de segadores, pues teníamos una labor muy grande en La Alberca.Casi siempre eran los mismos.Se ajustaban casi siempre a destajo y aquellos hombres y mujeres eran incansables. Por la noche, cuando dejaban el tajo, solían dormir en mi casa, en una nave enorme donde luego se almacenaban las miles de fanegas de trigo y cebada hasta que se llevaban al Servicio Nacional del Trigo.A mí me gustaba mucho quedarme con ellos un buen rato mientras cenaban, ya que siempre cantaban, contaban chistes y picardías que mis padres no querían que oyese, pero yo me escapaba de la cama por una ventana que daba al corral.Rotos debían quedar, pero, a las 6 de la mañana, ya estaban en el tajo.Me acuerdo tambien de las cantarillas que llevaban para el agua, con agujeros para que no les entrasen pajones y también llevaban el vino en calabazas "ensogás".En fín, el acarreo y la trilla era otra cosa de la que, si no te importa, mañana te hablaré.
Un abrazo para todos de AQUILINO.
Respecto a la siega, te voy a contar:a mi casa, todos los años, solían venir de la parte de Andalucía, varias cuadrillas de segadores, pues teníamos una labor muy grande en La Alberca.Casi siempre eran los mismos.Se ajustaban casi siempre a destajo y aquellos hombres y mujeres eran incansables. Por la noche, cuando dejaban el tajo, solían dormir en mi casa, en una nave enorme donde luego se almacenaban las miles de fanegas de trigo y cebada hasta que se llevaban al Servicio Nacional del Trigo.A mí me gustaba mucho quedarme con ellos un buen rato mientras cenaban, ya que siempre cantaban, contaban chistes y picardías que mis padres no querían que oyese, pero yo me escapaba de la cama por una ventana que daba al corral.Rotos debían quedar, pero, a las 6 de la mañana, ya estaban en el tajo.Me acuerdo tambien de las cantarillas que llevaban para el agua, con agujeros para que no les entrasen pajones y también llevaban el vino en calabazas "ensogás".En fín, el acarreo y la trilla era otra cosa de la que, si no te importa, mañana te hablaré.
Un abrazo para todos de AQUILINO.