ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Este cuento ahora podría correjirlo y enmendallo pero...

Este cuento ahora podría correjirlo y enmendallo pero así de mal lo escribí y así lo dejo. La moraleja es que todos necesitamos de todos.

"2006-12-31 17:23:51 CUENTO: Había una vez, en un pueblo de La Mancha, un niño al que le encantaba jugar al -fúrgol-Sus amigos decían que era un lince, y sus derechazos no tenían igual entre los chicos de su pueblo y los de los alrededores. Como se avecinaban los Reyes, escribió una carta en la que pedía una botas de -furgolista-, entre otras cosas.., y chucherías varias. Su agüela, fué la encargada de rogar a Dios para que Melchor, Gaspar y Baltasar, no se olvidasen de las peticiones del nietecillo, -el más guapo y salao de tól pueblo-, y más.. Llegado el día 6 el chico se levantó y se fué directo a la ventana, dónde la noche anterior, había dejado sus bambas junto a un plato con un trozo de turrón y una copa de Anís, otra de Cointreau, y otra de Rasolí para contentar a los Reyes que venían de Oriente. Como un rayo se calzó las botas y demostró su valía para con el balón, gracias a los derechazos que atizaba. De vez encuando tras ganar algún partido, se dirigía a la bota DERECHA como si de una diosa se tratase, alabando su buen quehacer en los chutes a portería, ya que estaba convencido de que era LA BOTA y no él quién marcaba los goles. Mientras, a la bota izquierda ni la miraba; era como si no existiese. La bota derecha, orgullosa se vanagloriaba del buen hacer del chiquillo, y de su buen ojo al colar el balón dentro de la portería, tomándose un tanto por ciento alto de ese buen hacer para élla y menospreciando a la bota izquierda, pues decía que élla no servía para nada.. ¡Si total, el chico siempre me usa a mí para meter goles! -decía. Pasaron los Reyes, y el chico, como chico, se olvidó bien pronto de las botas a las que arrinconó en el último rincón del zapatero. últimamente habían llegado las nuevas tecnologías y su chache le había comprado LA NINTENDO. Pasado un tiempo el niño seguía con la maquineja, y en un día de limpieza general, enrrollada entre ropa inservible la bota IZQUIERDA se fué directamente al contenedor de basura, empujada por la mano del ama de casa que como siempre iba con prisas, ni cuenta se dió.. Llegó el verano, y con él, las vacaciones y los nuevos amigos. Una tarde, los chicos decidieron jugar un partido de -fúrgol- con los chicos de Villalflaco, y nuestro chico se fué a su casa a calzarse LAS BOTAS para hacerles una demostración a ésos gallitos de corral de lo que sabía hacer chutando a puerta, con su bota derecha. Buscó y rebuscó por todo el armario. Sacó, zapatos, zapatillas, camisas, camisetas, calzoncillos pero LA BOTA del pie IZQUIERDO.. ¡no apareció!, para aflicción del chico, que poco iba a poder demostrar a sus contrincantes el efecto de sus derechazos, pués no era lo mismo jugar con un calzao normal que con sus BOTAS. Fué entonces, cuando su PAR DE BOTAS ya no era un par de BOTAS, sinó medio par, -que no podría calzar para conseguir un PARTIDAZO porque no estaba el par completo-, cuando se dió cuenta de que a las dos las debería haber cuidado más. Tanto a la una como a la otra, pues una era complemeto de la otra, lo importante era saber utilizarlas, esforzarse y correr, con tal de llegar, no sin esfuerzo, a primera división para después, poder competir con los grandes. Nada más, hasta aquí hemos llegado. Que los Reyes os traígan a todos, toda La Felicidad y Salud que yo os deseo. Un beso. Milagros."