Con qué alegría esperábamos cantar los mayos el día treinta. Sabíamos que una semana más tarde llegaba la gran fiesta de La Virgen de la Cuesta, con la espera de la Banda de Música, el pasacalles, la subida de La Virgen a su ermita el día 7 por la tarde, para acompañarla a Ella y a los pedroñeros, que muchos de éllos habían hecho el camino andando desde su pueblo natal: Las Pedroñeras; sus Mayos el día 7 por la noche, su Romería y misa de campaña el día 8 por la mañana, las fotos para el recuerdo con los amigos, la bajada de la Virgen, la comida en familia, el baile, la Procesión del día 9 y finalmente, las despedidas de familiares y amigos de los que volvían a su quehacer cotidiano fuera del pueblo, con el pensamiento puesto ya, en el próximo año. Y así año tras año, viendo como unos ya nos han dejado, y ahora están sus nietos. Mi recuerdo para los que ya no están y un saludo cariñoso para los que aún quedan. Mlagros