Este molinillo de café antiguo, no sé porqué, me ha hecho recordar cómo se desenredaban el pelo algunas mujeres que llevaban el moño peinado con una larga trenza. Utilizaban brillantina. A mí, más de una vez, me había enviado alguna vecina de mis padres a comprarla en ca José Nebote o en ca Francisco Panchute.
Me daban un poco de dinero -poquito, entonces todo estaba barato-, y un pomillete de cristal y me decían:
-Anda mozona, ve acasa de Nebote y le dices que te llene el pomillo de brillantina; yo cogía la calle alante,- entonces no había aceras- y me iba a hacerles el mandao. Yo iba con mucho cuidado pues sabía que si se me destapaba el pomillo y me caía la brillantina encima del babero me emporcaba de lo lindo y luego venían las regañinas de la Rosa, mi madre.
Besetes a todos.
Me daban un poco de dinero -poquito, entonces todo estaba barato-, y un pomillete de cristal y me decían:
-Anda mozona, ve acasa de Nebote y le dices que te llene el pomillo de brillantina; yo cogía la calle alante,- entonces no había aceras- y me iba a hacerles el mandao. Yo iba con mucho cuidado pues sabía que si se me destapaba el pomillo y me caía la brillantina encima del babero me emporcaba de lo lindo y luego venían las regañinas de la Rosa, mi madre.
Besetes a todos.