En Alconchel no ví nunca a algún perro con rabia; lo que sí ví fue a la TACA - ¿Recuerdas Eufra7?- quitándole los cachos de pan de la merienda a los chicos, y al perro del padre de Barriga morderse el rabo y dar vueltas sobre sí mismo. La chiquillería nos quedábamos boquiabiertos viéndole dar más vueltas que un remolino ¡Qué recuerdos!