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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: UNA BODA DE CINE....

UNA BODA DE CINE.
Érase una vez una japonesita llamada Ayako que estaba enamorada de un apuesto japonés llamado Tomohiro. Hacía ya unos meses que habían decidido contraer matrimonio, pero querían que la ceremonia fuese algo diferente a las demás, así que comenzaron a mirar fotografías de lugares lejanos y pintorescos. Mirando, mirando, dieron con un Castillo recién restaurado situado en un pueblo de Castilla-la Mancha (España) y decidieron que este sería el lugar donde se jurarían amor eterno.

Uno de los dueños del castillo, Hernando Bárcenas Fitz-James Stuart ejerció de padrino y acompañó a la emocionada novia camino de la capilla.

Los belmonteños estaban que no cabían en sí de gozo y recibieron a los novios con aplausos y gritos de "Vivan los novios", cuando estos hacían su entrada en el patio de armas.
La introducción a la celebración del casamiento de Tomohiro y Ayako se hizo recordando la definición que El Apóstol Santiago hizo sobre el AMOR." Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo AMOR, no soy nada"

Cuando los novios se dieron el "sí, quiero" sonaba de fondo el Ave María de Schubert y una centena de belmonteños eran testigos de su felicidad.

Al finalizar la ceremonia hubo el esperado BESO de los novios, un brindis con champán y finalmente una gran lluvia de arroz, símbolo de prosperidad.

Así termina esta romántica historia de unos japones que descubrieron el Castillo de Belmonte para contraer matrimonio, cosa que no ocurría desde hacía siglos. Y colorín, colorado, este cuento, que es realidad, por la chimenea se ha escapado ¡Vivan los novios!