Y ahora terminamos los tres poemas de Amparo R. L.
Esta noche te busco como luna de invierno enredada en sarmientos,
como Venus desnuda reflejada en pantanos,
por esos bares tristes junto a las carreteras y ermitas ya cerradas,
y me visto de tierra, de encinas y estrellas
como princesa errante para no ser de nadie.
Para tenerte te pienso
y reconstruyo tu calle de escaparates antiguos,
de balcones cerrados, de puertas de aluminio
y de aceras de caries y visiones.
En tu ciudad no existo porque no hay columpios
y anuncian las rebajas y retiran bañeras de jabón,
y en los ordenadores descifran los mensajes y las caricaturas
y en los aniversarios se marcan los segundos con un reloj de oro.
Y esta noche te encuentro en mi luna de invierno ciñendo mi cintura
mientras nos sometemos al silencio radical de la fusión perfecta
con un imán suicidad que nos adentra en los laberintos del amor.
Esta noche te busco como luna de invierno enredada en sarmientos,
como Venus desnuda reflejada en pantanos,
por esos bares tristes junto a las carreteras y ermitas ya cerradas,
y me visto de tierra, de encinas y estrellas
como princesa errante para no ser de nadie.
Para tenerte te pienso
y reconstruyo tu calle de escaparates antiguos,
de balcones cerrados, de puertas de aluminio
y de aceras de caries y visiones.
En tu ciudad no existo porque no hay columpios
y anuncian las rebajas y retiran bañeras de jabón,
y en los ordenadores descifran los mensajes y las caricaturas
y en los aniversarios se marcan los segundos con un reloj de oro.
Y esta noche te encuentro en mi luna de invierno ciñendo mi cintura
mientras nos sometemos al silencio radical de la fusión perfecta
con un imán suicidad que nos adentra en los laberintos del amor.