En los primeros años del siglo XX existió una tienda que se llamaba LA FAVORITA; fijaos en las mayúsculas de la izquierda y veréis dónde estaba ubicada.
Los que tengan que comprar
Aquí, que se da barato,
Finos juguetes, y en vasto,
A cualquier precio ha de hallar.
Viniendo con los dineros,
Ocasión se le presenta.
Ricas guitarras en venta,
Imperdibles y plumeros,
Tiras bordadas preciosas,
Acordeones y postales.
Corsés y mil novedades,
Abanicos y mil cosas.
Lapiceros y bastones,
Dijes, plisés y sombrillas,
Entredoses y puntillas,
Relojes sal y mitones.
Observo y no es un aprobio,
Nada; polla que aquí compre,
De seguro que denantre,
Enseguida tiene novio.
Ligas en finos colores,
Agua de colonia y hules.
Botonaduras y tules,
Agremanes superiores:
Regatear no conviene,
Casi, aquí, cobran de menos.
A:
1 o dos, a tó el que viene
8 mil, según mi cuenta
Contaban a uno que entiende:
Una tienda que así vende
Es el non plus ultra en Cuenca.
Nadie tiene que dudar:
Cuando de comprar se trate,
A LA FAVORITA a escape,
. en boca, y a pagar.
¿Os habéis fijado? En esta tienda tenían de todo, sólo les ha faltado decir que también tenían narices para las chatas. ¡Jesús qué Dios!
Los que tengan que comprar
Aquí, que se da barato,
Finos juguetes, y en vasto,
A cualquier precio ha de hallar.
Viniendo con los dineros,
Ocasión se le presenta.
Ricas guitarras en venta,
Imperdibles y plumeros,
Tiras bordadas preciosas,
Acordeones y postales.
Corsés y mil novedades,
Abanicos y mil cosas.
Lapiceros y bastones,
Dijes, plisés y sombrillas,
Entredoses y puntillas,
Relojes sal y mitones.
Observo y no es un aprobio,
Nada; polla que aquí compre,
De seguro que denantre,
Enseguida tiene novio.
Ligas en finos colores,
Agua de colonia y hules.
Botonaduras y tules,
Agremanes superiores:
Regatear no conviene,
Casi, aquí, cobran de menos.
A:
1 o dos, a tó el que viene
8 mil, según mi cuenta
Contaban a uno que entiende:
Una tienda que así vende
Es el non plus ultra en Cuenca.
Nadie tiene que dudar:
Cuando de comprar se trate,
A LA FAVORITA a escape,
. en boca, y a pagar.
¿Os habéis fijado? En esta tienda tenían de todo, sólo les ha faltado decir que también tenían narices para las chatas. ¡Jesús qué Dios!