Mi prima Lidia, Erraeña,
se puso en el mes de enero
a pintar un
paisaje
cuando se helaban los huesos,
y al verla en medio del
campo
muy sentada, dos paletos,
el uno le dijo al otro:
-Oye, tú ¿Qué hace ahí esa tan tiesa?
Y el otro le contestó:
-No lo ves, pintando a la fresca.