... Y aquellas gentes volvieron a coger de nuevo la esteva y a entonar aquellas canciones, que morían en los surcos, en el silencio de la tarde, y cuando pasó por la linde un hombre redentor, el labrador puso en su boca un poco de agua y así charló al caminante el labrador, secándose el sudor de su frente: Hermano, la palabra es hoja seca, nosotros queremos hombres de acción.
Y a continuación cantó
Me han dicho, prenda mía,
y esta mañana,
que tienes otro novio
que te idolatra.
Ve con cuidado,
porque esos juegos dobles,
son arriesgaos...
Y a continuación cantó
Me han dicho, prenda mía,
y esta mañana,
que tienes otro novio
que te idolatra.
Ve con cuidado,
porque esos juegos dobles,
son arriesgaos...