"2005-03-13 12:53:13 Por estos caminos íbamos los chicos y las chicas de Alconchel a buscar MORO para hacer las bolas con las que después jugábamos al GUÁ. Llamábamos MORO a unas piedras arcillosas de color marrón oscuro y se “criaban” en la CUEVA del MORO. Cargados de materia prima volvíamos al pueblo y con una navajilla o cuchillo comenzábamos la tarea de ir redondeándolas poco a poco hasta conseguir una esfera perfecta (Así no había después problemas con los CANTILLOS que actuaban de freno) De todas formas, y a pesar de la redondez de las de moro, las bolas que mas nos gustaban eran LOS BOLINCHES ¡Qué suerte, el que tenía una abuela con cama de hierro y bolinches! En cuanto llegaba la temporada del guá (los juegos tenían su temporada), mas de una cama quedaba MELLÁ por la falta de alguno de éllos (era fácil, sólo tenía que estar la abuela descuidada y "desenrroscalo" un poquito).
Desde Barcelona con cariño. Milagros."
Desde Barcelona con cariño. Milagros."
Además de las bolas de moro y los "bolinches" había también unas de cristal que se sacaban del culo de las botellas, aunque las que nos traían locos, tanto a las chicas como a los chicos, eran las canicas de colorines que aparecían por el pueblo cuando algún señoritingo las traía de la capital. El que conseguía hacerse con una de éllas, era después el rey del mambo en el juego del guá cuando decía aquel soniquete de: Primera, primavera, o pringuera, pie, tute y guá, mientras las rodillas se ensollejaban, las rodilleras de los pantalones de los chicos se iban gastando, y los bajos de los baberos de las chicas quedaban para que las madres nos dijesen: Te paíce qué, el babero que me trae la Adana esta, ¡Me voy a quitar la zapatilla, y te voy a dar más que a una estera vieja!
Hay qué ver cómo se ponían las madres ehhhh, si total después, sólo tenían que ir a la fuente a buscar agua con el cántaro en el ijar, o con el borrico y traer una carga de cuatro cántaros, poner la ropa en bola, lavarla, frotala, aclararla, solearla, tenderla, plancharla, en algunos casos almidonarla... en fin, ¡Qué madres más quejicas, verdad...!
¡Pobres madres nuestras, qué sufridas fueron, y algunas todavía son! Un gran beso a todas éllas y mi admiración.
Hay qué ver cómo se ponían las madres ehhhh, si total después, sólo tenían que ir a la fuente a buscar agua con el cántaro en el ijar, o con el borrico y traer una carga de cuatro cántaros, poner la ropa en bola, lavarla, frotala, aclararla, solearla, tenderla, plancharla, en algunos casos almidonarla... en fin, ¡Qué madres más quejicas, verdad...!
¡Pobres madres nuestras, qué sufridas fueron, y algunas todavía son! Un gran beso a todas éllas y mi admiración.