... Cuidados
En otoño después de la plantación, se debe hacer un aporcado para proteger la planta del hielo. Consiste en cubrir el cuello de la planta con tierra o turba haciendo un montículo de unos 15 centímetros alrededor del rosal. En ese momento se pueden cortar las últimas rosas marchitas y restos de madera muerta.
En primavera hay que retirar la tierra alrededor del rosal y extender una capa de unos 5 cm de corteza de pino, para conservar la humedad e impedir la germinación de malas hierbas.
Cuando los nuevos brotes alcanzan unos 20 centímetros, añadir abono fácilmente asimilable y de efecto rápido, para activar el crecimiento y favorecer la floración.
Regar regularmente de forma abundante en la época de floración, no mojando el follaje ni las flores.
Rastrillar la superficie una vez al mes, desde marzo a septiembre, para romper la tierra dura de la superficie y así airear el suelo y que el agua penetre mejor.
Eliminar las hojas que se caen para evitar la propagación de plagas y enfermedades.
Cortar los chupones que aparecen debajo del punto de injerto y las flores marchitas para que produzca más flores y evitar que se formen frutos que agotan el rosal.
Vigilar la presencia de polvo grisáceo o manchas que pueden ser indicio de una enfermedad causada por hongos. Si está afectado tratar con productos adecuados. En el caso de pulgones y cochinillas usar insecticidas...
En otoño después de la plantación, se debe hacer un aporcado para proteger la planta del hielo. Consiste en cubrir el cuello de la planta con tierra o turba haciendo un montículo de unos 15 centímetros alrededor del rosal. En ese momento se pueden cortar las últimas rosas marchitas y restos de madera muerta.
En primavera hay que retirar la tierra alrededor del rosal y extender una capa de unos 5 cm de corteza de pino, para conservar la humedad e impedir la germinación de malas hierbas.
Cuando los nuevos brotes alcanzan unos 20 centímetros, añadir abono fácilmente asimilable y de efecto rápido, para activar el crecimiento y favorecer la floración.
Regar regularmente de forma abundante en la época de floración, no mojando el follaje ni las flores.
Rastrillar la superficie una vez al mes, desde marzo a septiembre, para romper la tierra dura de la superficie y así airear el suelo y que el agua penetre mejor.
Eliminar las hojas que se caen para evitar la propagación de plagas y enfermedades.
Cortar los chupones que aparecen debajo del punto de injerto y las flores marchitas para que produzca más flores y evitar que se formen frutos que agotan el rosal.
Vigilar la presencia de polvo grisáceo o manchas que pueden ser indicio de una enfermedad causada por hongos. Si está afectado tratar con productos adecuados. En el caso de pulgones y cochinillas usar insecticidas...