En Cuenca y sus pueblos siempre ha habido buenos acordeonistas. En Alconchel y pueblos limítrofes hubo y hay algunos a los que nunca olvidaremos: Memoria, tía de Clarisa, y Félix (El Lobo), por poner un ejemplo.
El acordeón, como muchos de vosotros sabréis es un instrumento musical que en su vida no ha sufrido grandes transformaciones.
Me explicaron una vez, cuando dije que era de Cuenca, que hubo en Tarancón un acordeonista llamado Siro que después de muchos esfuerzos, contrariedades, y amargas horas de incesante trabajo, consiguió introducir en este instrumento la única modificación que podía admitir tan perfecto mecanismo. Siro llegó a donde nadie podía esperar: a tocar el acordeón con "púa", y puesto ya en la pendiente y contando con este auxiliar tan "necesario", consiguió acompañar a un gramófono descompuesto, aunque con gran riesgo de la familia que tuvo que hacer un derroche de sellos Yer, que estaban fabricados contra el dolor de cabeza.
Esto es lo que me explicaron y así os lo cuento, con el permiso de nuestro paisano Siro, y demás filarmónicos.
El acordeón, como muchos de vosotros sabréis es un instrumento musical que en su vida no ha sufrido grandes transformaciones.
Me explicaron una vez, cuando dije que era de Cuenca, que hubo en Tarancón un acordeonista llamado Siro que después de muchos esfuerzos, contrariedades, y amargas horas de incesante trabajo, consiguió introducir en este instrumento la única modificación que podía admitir tan perfecto mecanismo. Siro llegó a donde nadie podía esperar: a tocar el acordeón con "púa", y puesto ya en la pendiente y contando con este auxiliar tan "necesario", consiguió acompañar a un gramófono descompuesto, aunque con gran riesgo de la familia que tuvo que hacer un derroche de sellos Yer, que estaban fabricados contra el dolor de cabeza.
Esto es lo que me explicaron y así os lo cuento, con el permiso de nuestro paisano Siro, y demás filarmónicos.