Luz ahora: 0,13312 €/kWh

ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

Mirad por donde, mirando las fotos de la Plaza que como podéis ver se encontraba en plena remodelación, recordé al Sr. Juan Ruíz arcipreste de Hita y lo que pensaba de la Srá Doña Endrina. ¡Fijáos qué piropos pensaba regalarle!

" ¡Ay, Dios, cuán hermosa viene doña Endrina por la plaza!
¡Ay, qué talle, qué donaire, qué alto cuello de garza!
¡Qué cabellos, qué boquita, qué color, qué buenandanza!
Con saetas de amor hiere cuando los sus ojos alza.

Pero tal lugar no era para conversar de amores;
acometiéronme luego muchos miedos y temblores,
los mis pies y las mis manos no eran de sí señores,
perdí seso, perdí fuerza, mudáronse mis colores.

Unas palabras tenía pensadas para decir,
la vergüenza ante la gente otras me hace proferir;
apenas era yo mismo, sin saber por dónde ir;
mis dichos y mis ideas no conseguían seguir.

Hablar con mujer en plaza es cosa muy descubierta
y, a veces, mal perro atado está tras la puerta abierta;
es bueno disimular, echar alguna cubierta,
pues sólo en lugar seguro se puede hablar cosa cierta.

“Señora, la mi sobrina, la que en Toledo vivía
a vos se encomienda mucho, mil saludos os envía;
si hubiese lugar y tiempo, por cuanto de vos oía,
tendría placer en veros y conoceros querría..."

Deseaban mis parientes casarme en esta sazón
con una doncella rica, hija de don Pepión;
a todos di por respuesta que no la querría, no.
¡Mi cuerpo será de aquella que tiene mi corazón!”

Luego, hablando en voz baja, dije que disimulaba
porque toda aquella gente de la plaza nos miraba;
cuando vi que se marchaban y que ya nadie quedaba
comencé a decir la queja de amor que me lastimaba..."

(Faltan dos versos)
...

" Nadie sepa nuestro hablar y de aquesto jura hagamos,
do se celan los amigos, serán más felices ambos.

No existe cosa en el mundo a la que ame como a vos;
pues ha pasado ya el tiempo de los años, más de dos,
que por vuestro amor yo sufro, pues os amo más que a Dios;
pero no quiero que nadie mediador sea entre nos.

Por la gran pena que paso os vengo a decir mi queja;
vuestro amor es un deseo que me apremia y que me aqueja;
no se va, no se me quita, no me suelta, no me deja;
tanto más que me da la muerte cuanto más de mí se aleja.

Mas pienso que no escucháis esto de lo que os he hablado,
y hablar mudo con el sordo es mal juicio y mal recado;
creedme que os amo tanto que no tengo otro cuidado;
esto, sobre todas las cosas, me tiene muy abrumado...

...
Señores, yo no me atrevo a deciros más razones
hasta que me respondáis a estos pequeños sermones:
decidme vuestros deseos, veremos los corazones."
Ella dijo: "Vuestros dichos no los precio dos piñones.

pues engañan así muchos a sus muchas otras Endrinas;
el hombre, tan engañoso, así engaña a sus vecinas;
y no penséis que estoy loca por oír cosas mezquinas;
buscad a quien engañéis con vuetsras falsas espinas."

Díjele: "Mujer sañuda, anden hermosos trebejos:
aunque en una mano estén los dedos, no son parejos;
todos los hombres no somos de unos hechos y consejos:
la piel es blanca o es negra, aunque es toda de conejos.

Pagan alguna ocasión los justos por pecadores,
muchos son perjudiciales por los ajenos errores:
la culpa del hombre malo hace daño a los mejores;
debe de darse el castigo a los sus realizadores...