Con la paciencia se gana el cielo. Pero esto, naturalmente, como las demás cosas, mientras que muchos apenas si prestamos atención al oírlas otros las graban en su imaginación de tal modo, que no desaparecen de ella hasta el fin de sus vidas, resultando, por tanto, que la imaginación del que las frases tan profundamente graba, y estas, reciben sepultura al mismo tiempo, puesto que las frases mueren en la imaginación, y esta en las frases.